7 oct 2009

Esos locos bajitos....

Uno de mis crossovers soñados es uno que nunca va a ocurrir por varias razones: primero, uno de los creadores está muerto; segundo, el formato que publican a los involucrados no prodiga este tipo de eventos; tercero, es absolutamente innecesario.

Me refiero al encuentro entre Charlie Brown (o Carlitos como le conocen algunos), creado por Charles Schulz (quien nos dejó en febrero del 2000) y Mafalda, creada por Joaquín Salvador Lavado (alias Quino, y que sigue con nosotros).
Ambos personajes comparten varias características: son niños, tienen una curiosa colección de amigos, y cada uno enfrenta el mundo con una filosofía especifica: Charlie, con una pesadumbre perpetua; Mafalda, con una agresiva actitud crítica al mundo.
En lo narrativo, ambos personajes habitan (tiempo presente, los personajes de cómic viven mientras se les lee) la strip o tira diseñado para la página de diarios, en los que desde una a siete viñetas, relataban una historia en que desde su inocencia miraban un mundo a veces demasiado hostil a ellos. No por nada, Mafalda nació como homenaje a Charlie, pero crecería más allá de la copia para retratar un periodo de la historia argentina, que trascendió el tiempo. Y a ambos les bastó una línea sencilla para descubrir los matices grises del mundo.
Pero como niños, a pesar de que continuaba la guerra en Vietnam o que Charlie nunca pudiera elevar el volantín, ninguno de los dos se rendía. Charlie insistía en patear el balón, Mafalda bombardeaba a sus padres con preguntas que ellos también quisieran tener.

Quizas la diferencia más relevante entre ambos muchachos era la presencia adulta: Mafalda interactuaba visualmente con sus padres, desconcertados por esa niñita y sus preguntas indiscretas, pero de Charlie solo veíamos el mundo desde su perspectiva, con adultos ausentes, donde las criaturas más versatiles son un perro y un pájaro con nombre de concierto hippie.
Mafalda nunca pudo tener mascota, no tenía espacio en el departamento que habitaba con sus padres y que se encogió, primero con la llegadadel televisor y luego de su hermanito, Guille. UN departamento similar al que Quino la concibió. Ahora volvió de alguna manera al lugar donde nació, en forma de estatua en la esquina bonaerense de Chile con Defensa. (Podremos decir también que Mafalda nació en Chile y no faltamos a la verdad).
Nunca se van a encontrar, lo sé, pero pienso que Charlie se beneficiaría mucho si escuchara un par de horas a Mafalda y se olvidara de esa pelirroja, que Susanita se enfrentara a Lucy, que Linus compartiera su mantita con Felipe a ver si este se le quitan sus inseguridades y Manolito tratara de montar un espectáculo con ese asombroso par de mascotas ante las protestas de Libertad y Peppermint Patty.
Como dice Serrat...
(Fotos de El Forastero y Clarín.com)


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